Mente

En el maravilloso reino de la mente he de ser libre como los demás.
— Hellen Keller

Lo que se desarrolla en la mente, se manifiesta en la vida.

La mente es la parte de nosotros que nos permite conocer el mundo e interactuar con él. Es la herramienta a través de la cual nos podemos comunicar, crear y procesar: con la mente comprendemos, aprendemos y construimos nuestro mundo.

El potencial de la mente depende del cuidado y salud de todos los otros aspectos del ser: el cuerpo físico, las emociones, el cuerpo sutil y la espiritualidad. Cuando está sana hay claridad, facilidad de concentración, tranquilidad, y una buena capacidad para manifestar ideas y proyectos en el mundo material.

 

Nuestra mente tiende a funcionar desordenadamente y los pensamientos nos invaden involuntariamente, ya que nuestros sentidos están constantemente “bombardeados” con información proveniente del ambiente, los medios y las personas que nos rodean. La mente se nutre de todo lo que vemos, oímos y sentimos y está condicionada por las experiencias y traumas pasados, y por lo que hemos aprendido de nuestros padres, en la escuela y de la sociedad. Por otra parte nos cuesta mucho trabajo permanecer con la atención en el presente pues tenemos tendencia a divagar tras los pensamientos del pasado o preocupaciones del futuro. En la mayoría de las personas la mente parece tener un comportamiento independiente y errático que está fuera de control.

Sin embargo, es con esta valiosa herramienta con la que modelamos nuestro mundo, y si adquirimos la capacidad de gobernar lo que sucede dentro de ella podremos tomar las riendas de nuestra vida y asumir la responsabilidad sobre lo que nos acontece. Si aprendemos a manejar nuestra mente podemos transformarnos para tener una vida más saludable y feliz.

Observar la mente

La meditación no es una forma de crear quietud en la mente. Es una manera de entrar en la quietud que ya está ahí– enterrada bajo los 50,000 pensamientos que una persona promedio piensa todos los días.
— Deepak Chopra

Para comenzar este proceso de tomar las riendas de la mente, primero debemos aprender a observar lo que sucede dentro de ella. Hacemos silencio y nos sentamos en el lugar del espectador, como si estuviéramos viendo una obra de teatro: la trama y los personajes son nuestros pensamientos que entran y salen del escenario sin nuestra intervención. Esta es la primera etapa de la meditación. Con práctica lograremos, cada vez más claramente, separar los pensamientos del observador.

Una vez que logramos concentrar la atención y advertir el movimiento de nuestros pensamientos, empezamos a acceder al espacio que existe entre ellos, donde descansa el potencial ilimitado de nuestra conciencia. Es ella, nuestra conciencia, la que observa, la que sabe hacia donde vamos y conoce lo que nos hace felices. Es al conectarnos con este silencio, que activamos nuestra mente intuitiva que nos indica hacia donde queremos direccionar nuestra vida. Es desde la conciencia que recibimos la verdad de nuestra alma, y es a ella a la que debemos darle las riendas de nuestra mente, para ponerla a nuestro servicio.

La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel servidor.
— Albert Einstein

Transformar la mente

Estamos hechos de nuestros pensamientos, nos convertimos en lo que pensamos. Cuando la mente es pura, la alegría nos sigue como una sombra que nunca se va.
— Buda

Cuando somos conscientes de lo que pasa en nuestro universo interior, podemos purificar nuestra mente. La estructura mental humana está hecha de creencias adquiridas que determinan nuestros pensamientos, que a su vez definen la forma como nos comportamos, y son nuestras acciones las que generan nuestra realidad.

Tus Creencias se convierten en tus Pensamientos
Tus Pensamientos se convierten en tus Palabras
Tus Palabras se convierten en tus Acciones
Tus Acciones se convierten en tus Hábitos
Tus Hábitos se convierten en tu Carácter
Tu Carácter se convierte en tu Destino

— Mahatma Ghandi

Este proceso de purificación consiste básicamente en reemplazar las creencias y pensamientos negativos por positivos, mediante un proceso cuidadoso, haciendo uso de técnicas especializadas y con la fuerza de la voluntad operada por la conciencia. De esta manera podemos cambiar poco a poco las estructuras mentales rígidas que hacen que una y otra vez caigamos en los mismos patrones que causan sufrimiento.

Al purificar nuestros pensamientos y creencias, automáticamente se purifican nuestras emociones, y empezamos a sentirnos llenos de energía, más felices y positivos. El cuerpo físico a su vez, empezará a responder a estos estímulos haciéndose más saludable.

Hay muchas técnicas y procesos terapéuticos que sirven para transformar nuestra mente.

Entrenar la mente

A pesar de que las expresiones mentales se manifiestan en todo el cuerpo, su trono físico está en el cerebro. Este complejo órgano funciona como un músculo que podemos fortalecer con entrenamiento constante. Está comprobado que la mente tiene capacidades ilimitadas que sobrepasan nuestra imaginación y todas sus facultades pueden ser cultivadas. Podemos entrenar la memoria, el cerebro cartesiano o matemático, la mente intuitiva, la capacidad de observar nuestros pensamientos y las habilidades artísticas o musicales, dedicando tiempo y esfuerzo a actividades o juegos que requieran el uso de ese tipo de facultades. Lo importante es estar siempre aprendiendo algo nuevo. Todos los dones se pueden adquirir, es la práctica la que hace al maestro.

No obstante hay una facultad que sirve de pilar para el cultivo y aprendizaje de todas las demás: estar presente. Vivir plenamente en el ahora es un arte. Cuando estamos enfocados en el presente, la mente crea el espacio que le permite recibir toda la información que necesitamos para sortear la vida a cada instante y llevarla hasta su máximo potencial. En la presencia no hay espacio para la tristeza del pasado o la angustia del futuro. Es en el silencio del ahora que tenemos una concentración total para que todo nuestro sistema asimile rápidamente el aprendizaje de lo que se está realizando. Cuando estamos totalmente aquí y ahora, logramos exprimir la savia de cada momento y disfrutarlo plenamente.

La presencia total la vivimos cuando nos cautiva tanto lo que hacemos que nos entregamos por completo y nos olvidamos de todo lo demás; cuando practicamos un deporte de precisión o de alto riesgo o cuando nos sentamos a contemplar un atardecer. Podemos ponerlo en práctica a cada momento del día, enfocándonos por completo en lo que estamos haciendo: cuando comemos, solo comamos, cuando cocinamos, solo cocinemos, si caminamos, hagámoslo conscientemente.

La mayor obsesión que padece la humanidad está hecha de ‘lo que debería ser’. Es una especie de locura. La persona realmente sana no tiene ninguna preocupación por lo que debería ser. Toda su preocupación está en lo inmediato, lo que es. Y te sorprenderás: si entras en lo inmediato, encontrarás lo esencial en él. Si te mueves hacia lo que está cerca, encontrarás en aquello todas las estrellas distantes. Si te mueves hacia el momento presente, toda la eternidad estará en tus manos.
— Osho

Las técnicas de meditación nos ayudan a entrenar la mente y educarla para estar concentrada en el presente, nos enseña a observarla, aquietarla, enfocarla, y nos da la fuerza que necesitamos para transformar nuestros pensamientos y así nuestra vida. La práctica del yoga y otras disciplinas integrales como las artes marciales, también enseñan técnicas para entrenar la mente.

Entrena tu mente practicando alguna de las técnicas ancestrales.

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